Entradas

Mostrando entradas de 2011

Día ciento cincuenta y cuatro.

Te he abandonado pequeña. Te abandoné MissLess y ahora eres más Less que nunca. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo has estado? ¿Qué fue de tus gafas rosas y tu melena violeta Miss? Te abandoné a tu suerte y me uní a una secta, a un grupo de Mortífagos Dementores. ¿Qué pasó? ¿Te has olvidado de mí? Ojalá aún recuerdes cuando paseábamos por calles desiertas encontrando señoras que vendían sus almas y al Tigre Azul. ¿Recuerdas al Tigre Azul? Sí, sé que sí. Nunca podrás olvidarlo. ¿Qué pasó con ese cuerpo de perfectas y preciosas curvas Miss? ¿Qué pasó con aquella guitarra? … Sí, ya sé que resulta raro que de repente te vuelva a recordar… Fue ella, la que lo empezó todo la que me recordó que existías. ¿Te acuerdas? Sí, ella fue la que te hizo nacer en mí, Miss. Fue la que me impulsó a crearte. La vi ayer… y me hizo sentirme mezquina por haberte abandonado. Pobre Miss, con lo bonito que era todo… Fuimos tan felices, casi cada día nos veíamos, incluso un par de veces algunos… Y ahora me siento mal, muy

Día ciento cincuenta y tres.

Y me vi acosada por una Luz. Una Luz que no merecía el nombre porque más bien parecía haber nacido de noche. Era envidiosa y dañina. Querría brillar más que nadie y no le importaba aplastar a quién tuviese por delante. Su Luz me cegó la razón y me hizo no pensar con claridad. Sólo veía oscuridad con ella cerca y aún así quería seguir viendo porque el Cerro del Olvido tenía otras formas de iluminación. El Cerro del Olvido también es Pozo de Desolación o Tierra Yerma. Nadie parece aguantar en aquel lugar. Pero yo quería aguantar y necesitaba hacerlo porque mi Cuerpo me lo pedía aunque mi Corazón no quería. Mi Corazón me vio sufrir demasiadas veces, cegada como estaba a causa de la Luz. Una Luz Espectral que quería acabar con todo menos con ella misma. Dicen que Aquella es alegre y sensible pero supongo que sólo lo será con quienes habitan en la oscuridad como Ella misma. Y también dicen de ella ser la Luz Latina en la que se puede confiar, supongo que cuando implica a su propia persona s

Día ciento cincuenta y dos.

Anoche tuve un sueño. Soñé que había un programa de televisión en el que las protagonistas eran unas mujeres ricas que se dedicaban a gastarse el dinero en “mirós” y vestidos caros sin importar que sus maridos tuviesen que despedir a gente de la empresa familiar para poder seguir teniendo esos caprichitos… A ese programa lo seguía otro en el que unas “chonis” enseñaban al mundo su forma de ser y presumían de no haberse leído un libro en su vida. Atormentada cambiaba de canal y encontraba un concurso en el que todos los participantes se insultaban los unos a los otros, demostrando una vez más que “Homo homini lupus [est]”. Descubría en mi sueño que el mundo estaba repleto de cámaras de televisión por todas partes: en mercadillos, burdeles, comisarías y academias de baile, ¡Dios mío! ¿A eso lo llamaban baile? Sí, una escuela de baile donde los profesores obligaban a sus alumnos a bailar lo más ligeros de ropa que el horario de emisión permitía, creando coreografías explícitas y todo

Día ciento cincuenta y uno.

Me hago mayor y me quejo más -si cabe.[¡Cómo me gusta hacer ventanitas+r+winword!] Hoy he tenido que ir al SEPECAM- al INEM de toda la vida. Tenía que llevar un certificado de estudios para demostrar haber acabado segundo de Bachiller. El caso es que la chica que me ha atendido ha sido súper amable borde. Cuando fui a apuntarme me atendió un señor en el “dpto.” de Orientación y me dijo que la próxima vez que fuese no hacía falta que hiciese cola ni nada, sólo que le diese el certificado. Bueno, pues hoy no estaba el señor que digo. Y sólo había dos señoras en sendos cubículos. No había nadie esperando y sólo una de ellas estaba atendiendo a un chico –la otra estaba pensando en que era invisible para ver si su sueño se hacía realidad así-. Cuando he visto cómo estaba la cosa me he decidido a ir al mostrador de Información, sí, yo soy así de valiente en las instituciones públicas. Pues justo cuando llegaba a la mesa, la señora que estaba allí, la Informadora, ha descolgado el telé

Día ciento cincuenta.

Y me tengo que cambiar de compañía telefónica, menuda odisea. Tengo Orange, dos líneas bajo el mismo DNI, una de teléfono fijo y otra de móvil. Al entrar en la web, en el resumen de puntos me dice que tengo 300 por el móvil y por el fijo 800 (y pico en ambos casos) pero cuando he intentado cambiar esos puntos por un móvil, me dice que el saldo del que dispongo para cambiar los puntos es de 1100 (y algo), vamos, el total de las dos líneas. Bien, teniendo esto presente y ya que quiero hacer una portabilidad con Vodafone, me dispongo a llamar a Orange para preguntar si cuando lo haga perderé todos los puntos o si están guardados a nivel de DNI y los seguiré conservando en el teléfono fijo y de ser así, ¿por qué productos puedo cambiar esos puntos? ¿Para qué valen? Tras ocho minutos marcando números y hablando con maquinitas consigo hablar con un operador que piensa que soy imbécil (yo también lo hacía, por lo tanto, estoy acostumbrada) pero no pasa nada porque yo también lo pienso de él